Para las personas curiosas que buscan lo extraordinario en cada experiencia viajera, profundizar en el conocimiento de la cultura local resulta altamente atractivo. Cada comunidad, región o lugar atesora bajo sus tradiciones y cultura una inmensa riqueza que ha ido transmitiéndose a lo largo del tiempo de generación en generación.
Un viaje a través de la cultura autóctona permite descubrir el significado de la evolución y la transformación de los pueblos. Comunidades y sociedades que saben convivir en perfecta armonía para dotarse de una autenticidad y singularidad propia, sus señas de identidad. En definitiva, lo que trasciende.
Abandonado las capas de lo superficial podemos descubrir la esencia, lo que nos distingue y nos hace únicos.
Desde Enedenorte apostamos por vivir y sentir cada una de las experiencias de inmersión en la cultura local como uno más. Y de este modo entender, un poco mejor, la forma de ser y la idiosincrasia que caracteriza por ejemplo al pueblo vasco.
Un saber ancestral
Su historia está ligada a la trasmisión oral de relatos cargados de misterio y magia. Los cuentos y leyendas de su rica mitología invitan a entender su estrecha relación con la naturaleza y las tradiciones ancestrales.
La diosa Mari vigilante desde las faltas del monte Anboto o Basajaun, el Señor de los Bosques, que junto a Tartalo representan algunos de los seres que moraban en sus bosques y montañas.
Un territorio que además de formidables parajes de naturaleza, también, mira al mar. El protagonismo del Cantábrico ha dejado huellas imborrables en la historia.
La importancia del mar
Con una profunda raigambre marinera la costa vasca resulta sorprendente no solo por su geografía agreste sino también por su pasado y sus personajes ilustres como Juan Sebastián Elcano, primer marinero en completar la vuelta al mundo, que bien merece una visita a su pueblo natal, Getaria en Gipuzkoa.
Estrechamente ligado al pasado, sucumbimos a la emoción que se desprende en la visita al Museo Albaola en Pasaia. Un recóndito lugar donde los carpinteros de la ribera construyen y restauran embarcaciones tradicionales de elevado valor etnográfico e histórico. Dentro de un imponente cobertizo de madera podemos ver en directo la construcción de la nao San Juan, un ballenero vasco del siglo XVI, siguiendo los mismos métodos de la época.